Rosas negras

Aquella persona qué alguna vez creíste indefensa, una hermosa criatura libre e ingenua sabemos por supuesto queda descartado qué nadie, absolutamente nadie es así y qué nunca se va a terminar de conocer a una persona, siempre van a tener un mínimo detalle qué esconder son inteligentes, nada tontas y bastante calculadoras. Para así poder aparentar “la perfección” mientras qué en cada intento dificultan más el ser una persona de provecho, ya qué esta fachada es sólo apariencia pura y nada más qué eso luego poco a poco y por sí sólo irá cayendo al hueco qué a estado cavando y sin saberlo inconscientemente le a puesto mucho esmero y dedicación al cuál luego de un cierto tiempo le estará dedicando mucho tiempo de calidad a su excilio personalizado y el cuál será permanente tomándolo quizás cómo su segundo hogar al cuál luego de todo el daño qué han causado les toca recurrir a el si o si por qué llega el momento, aquel instante en el qué ya no les queda maquillaje para disfrazar y pasar inadvertidas sus artimañas y engaños.