Primeramente no creo en tú repentino arrepentimiento ni mucho menos qué puedas extrañar por qué ya tú boca no tiene más para decir cuándo el daño ya está hecho y sin reparo tampoco te pido qué te arrodilles y supliques perdón por qué eso sería humillarte y yo no llego a tales extremos, no cómo tú qué en nada te importaron tus palabras una vez qué fueron lanzadas con tanta rabia sin pensar, así cómo tú me decías qué yo no pienso mis palabras pues tú tampoco te quedas muy atrás siendo el vivo ejemplo de ello, por qué tú tampoco pensaste en el daño qué me hacías ni en el grado de tus palabras. Si tan sólo te hubieras enterado de cuanto te amaba y qué más qué destruirme la mayor destrucción qué me has provocado es tirar todo el amor qué tenía y qué te tenía. El lado positivo de todo esto es que ya no soy esa persona ingenua qué alguna vez destruiste sin compasión y ahora quieres venir a remediarlo cuando tú tiempo a expirado. Es verdad, ya no puedo amar pero eso no te da ninguna razón para venir otra vez y hacerlo cada vez que te plazca por que no lo permitiré, no de nuevo. Esta nueva y diferente persona qué ahora piensa cómo piensa fue tú más reciente creación ¡Felicidades! Lograste destruirme cómo nadie nunca pudo haberlo hecho. Ya no creo nada de lo qué puedas decir.
PD: Ya no causas efecto alguno.
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